jueves, 11 de septiembre de 2008

Ingredientes para un club de lectura ( I )

Hace unos meses, recibí la propuesta de Elisabet Roig, mi buena amiga de Depasseig, para formar un club de lectura. Esta iniciativa surgió, supongo, como respuesta a las palabras que tuvimos en la “Fira del llibre de València”, durante la firma de ejemplares de su novela L’Aigua. Entonces le comenté que tenía en mente organizar un grupo de trabajo que contara con los compañeros del “Diploma de cultura, lectura i literatura per a infants i joves” que habíamos cursado en la Universidad de Valencia bajo la tutela de Gemma Lluch. El objetivo era diseñar un plan de lectura para centros de Secundaria desde una perspectiva actual, distinta, dotada de una sensibilidad más propia de nuestra generación que de la de nuestros padres que, no es necesario decirlo, es a la que pertenecen la mayor parte de nuestros maestros. Como es lógico, no salió adelante porque requería mucho tiempo, esfuerzo y conocimientos que, tal vez, no teníamos.

Sin embargo, la contraoferta de Elisabet me hizo pensar en los clubs de lectura como una posibilidad más realista y accesible, abierta a mayor variedad de participantes, sin que sea necesario un grado de especialización muy alto. La consecuencia fue que comencé a recopilar información sobre esta estrategia de animación a la lectura. Lo que sigue, mezcla algunos parámetros comunes con ciertas impresiones personales.

¿Qué es un club de lectura? Según Blanca Calvo, es un grupo de personas que leen, a solas, un mismo libro para reunirse después, de forma periódica, y comentar diversos aspectos relacionados con la trama, los personajes el estilo… Por tanto, la clave reside en que los participantes deben ostentar una competencia lectora suficiente que les permita esa primera lectura íntima, privada, en la que asentar las premisas iniciales de su interpretación, y una “lectura colectiva”, la puesta en común con el grupo, que no excluye la relectura en voz alta de algunos fragmentos, que sirve para contrastar esas impresiones personales con otras formas de leer y encontrar unas conclusiones más enriquecedoras. En definitiva, el placer de la lectura conduce al debate y, por tanto, a una interpretación más profunda de la obra.

¿Quiénes participan en el club de lectura? En primer lugar, el número de participantes varía según esté destinado a adultos, niños o a adolescentes. Para empezar un club de lectura de adultos son necesarias diez personas y se puede ir ampliando hasta un máximo de treinta. El grupo ideal debe estar entre los veinte o veintiocho lectores. En el caso de que sean niños o adolescentes, lo recomendable es empezar con cinco o diez miembros y no sobrepasar los quince cuando esté consolidado. La responsabilidad de que estos requisitos se cumplan recae en la figura del coordinador, una especie de maestro de ceremonias elegido por su acreditada experiencia con los libros o por sus conocimientos literarios. Según el ámbito en el que vaya a desarrollarse el club de lectura, suele ser un bibliotecario, un profesor o un lector experimentado. En ciertos grupos, esta labor la alternan los participantes más antiguos, fruto del previo consenso en la distribución de los turnos. Entre las tareas que se atribuyen al coordinador, Blanca Calvo destaca la obligación de moderar las reuniones, resumir el contenido del libro, diseñar sesiones motivadoras y organizar actividades complementarias, como viajes, cenas, encuentros con autores, asistencias al teatro o al cine para disfrutar de obras relacionadas con la lectura del momento, etc.


5 comentarios:

José Ángel García Caballero dijo...

pues me viene muy bien este post, el lunes vamos a concretar un club de lectura en el insti, mandaremos cuatro lecturas a lo largo del curso y partiparán en él profes, padres y alumnos de bachillerato, ya te iré contando y pidiendo ideas...
(estuve a punto de poner a ricardo reis en portugués.. la próxima vez lo hago, me alegro que te gustase)
un abrazo y hasta una próxima cerveza, :)

Juan Antonio González Romano dijo...

Héctor, hoy también hablo yo en mi blog de animación lectora para ESO y Bachillerato. La fórmula de una moderada libertad de elección me está dando muy buenos frutos. Y los planes de lectura, en su mayoría organizados por bibliotecas públicas, funcionan pero que muy bien. En los institutos tendríamos que sacar conclusiones de estas experiencias.

elisabet dijo...

Hola Héctor! Gracias por el post. La verdad es que lo del club se está convirtiendo en algo complicado y no debería ser así. Yo tendría que sacar tiempo de donde fuera, porque me apetece mucho y, además, pienso que voy a disfrutarlo mucho más. ¡Menos mal que tú te has puesto a ello! Sería genial que, finalmente, consiguiéramos hacerlo realidad. El problema, como siempre, está en horarios, diversidad de lecturas y lectores y, sobre todo, el tiempo.
La gente dice "sí, sí" y luego "no, no". Pues a ver qué hacemos...

Héctor Monteagudo Ballesteros dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios. Viernes, uno está encantado de ser útil para iniciativas tan necesarias (bien lo sabemos)como un club de lectura en un instituto. En cuanto pase por Valencia, te pegaré un toque y tomaremos unas birras, así me cuentas cómo va funcionando.
Juan Antonio, creo que tenemos la misma opinión. Aunque en el caso de los centros docentes, siempre he pensado que sería muy interesante que se diseñara un plan de lecturas global (no sólo para las áreas lngüísticas, como indica la LOE). Ya desarrollaré este tema más adelante.
Elisabet, confieso mi parte de culpa en este asunto. Tampoco dispongo de mucho tiempo y, en algunas ocasiones, me vence la pereza. Espero que este proyecto no termine aquí, porque estoy seguro de que puede darnos muy buenos momentos. Piénsalo.

Patricia dijo...

Me gustaría participar en algún club de lectura. ¿Conocéis alguno?

Mi correo electrónico es: uralia1982@hotmail.com

Gracias.

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