Copiar las ideas o las palabras ajenas para hacerlas pasar como propias constituye una de las tradiciones más arraigadas entre la comunidad estudiantil. Desde las "chuletas" o " chullas" que algunos escribían con una letra minúscula, artesanal, como si fueran amanuenses deshonestos, hasta el "corta y pega" actual con que fusilar los contenidos de Wikipedia o El Rincon del Vago para los trabajos de investigación, se pueden encontrar multitud de técnicas e instrumentos de plagio. Sobre este particular, me ha llamado la atención [Ciberplagio], la página web del proyecto R + D "El plagio entre los estudiantes universitarios", financiado por el MEC, del "Grup de Recerca, Educació i Ciutadania" de la Universidad de las Islas Baleares. Allí publican los resultados que van obteniendo sobre la naturaleza y las causas del ciberplagio universitario -aunque también se puedan aplicar al ámbito de la Educación Secundaria y Bachillerato-, además de ciertas nociones sobre cómo detectarlo, qué recursos y herramientas digitales resultan más útiles para hacerlo o en qué documentos legales puede apoyarse el docente para sancionarlo. Otro aspecto relevante es la cantidad de referencias bibliográficas, tanto estatales como internacionales, que citan, aunque se eche de menos una mayor variedad en el apartado de fuentes digitales, ya que apenas se citan blogs o wikis que aporten una persepectiva realista, más cercana a las aulas, y menos teórica del ciberplagio.
Para terminar esta entrada, me gustaría incidir en cómo y con qué instrumentos se pueden detectar este tipo de engaño. Como docente, hace tiempo que asumí la imposibilidad de localizar todos los plagios que perpetren mis estudiantes ni de tomarlo como una afrenta personal, pero sin renunciar a su búsqueda y a la sanción correspondiente; es similar a lo que les ocurre a los porteros de fútbol: nunca abandonarán la portería ni se cruzarán de brazos, aunque sepan que no pararán todos los balones que les lancen a lo largo de su carrera. Una técnica clásica para comprobar que un documento escrito ha sido copiado de la red es escribir la primera oración o alguna al azar, entre comillas si queremos que sea literal, en nuestro buscador habitual y registrar las dos primeras páginas de resultados. Otra opción es instalar en nuestro equipo el software que apunta [CiberPlagio] o recurrir a cualquiera de las herramientas en línea que se comentan en "Cómo detectar copias no autorizadas", el artículo recopilatorio que publicó What´s New en julio.
Para terminar esta entrada, me gustaría incidir en cómo y con qué instrumentos se pueden detectar este tipo de engaño. Como docente, hace tiempo que asumí la imposibilidad de localizar todos los plagios que perpetren mis estudiantes ni de tomarlo como una afrenta personal, pero sin renunciar a su búsqueda y a la sanción correspondiente; es similar a lo que les ocurre a los porteros de fútbol: nunca abandonarán la portería ni se cruzarán de brazos, aunque sepan que no pararán todos los balones que les lancen a lo largo de su carrera. Una técnica clásica para comprobar que un documento escrito ha sido copiado de la red es escribir la primera oración o alguna al azar, entre comillas si queremos que sea literal, en nuestro buscador habitual y registrar las dos primeras páginas de resultados. Otra opción es instalar en nuestro equipo el software que apunta [CiberPlagio] o recurrir a cualquiera de las herramientas en línea que se comentan en "Cómo detectar copias no autorizadas", el artículo recopilatorio que publicó What´s New en julio.
4 comentarios:
Qué interesante, Héctor. Tienes razón, tenemos que asumir que es imposible detectar todas las copias. Aun así, como apuntas, hay sistemas. Yo utilizo el que indicas de las comillas, además de pasearme por los habituales que suelen frecuentar algunos estudiantes (Rincón del vago, wikipedias, etc.)Para los profesores es un reto cada vez más grande diseñar trabajos y ejercicios que dificulten a nuestros alumnos esta tarea de fusilar textos ajenos. Saludos y disfruta del puente.
Estoy de acuerdo contigo en que cada vez resulta más dificil diseñar tareas a prueba de plagio. Sin embargo, también hay compañeros que son víctimas, en algunos casos, voluntarias, de la famosa brecha digital, ya que no son capaces de aplicar las técnicas que hemos apuntado para verificar un plagio. De ahí, en parte, la razón por la que me haya decidido a escribir esta entrada.
Un saludo y feliz puente, Carlota.
Héctor, hace tiempo que se hablaba también de esta página. Es un servicio para comparar documentos. De tu reflexión se deriva que los tipos de trabajos que se solicitan a los alumnos en la era digital tienen que seguir planteamientos distintos a los tradicionales.
Es cierto que hay que cambiar los planteamientos tradicionales en el diseño de las actividades digitales. Para ello, hay que saber discernir entre la escritura analógica y la digital en su aplicación en el aula, ya que estos conflictos se originan cuando insistimos en que realicen tareas del S. XIX con herramientas del S. XXI.
En cuanto a la página que recomiendas, parece bastante útil: la añadiré a mis marcadores de Mr. Wong.
Un saludo, Lu.
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