Es la interrupción completa del flujo nasobucal.
Existen dos tipos de apneas, la obstructiva y la central.
La obstructiva es una obstaculización en las vías aéreas respiratorias por un crecimiento anormal que sólo está presente durante el sueño.
Las personas cuyos tejidos de la garganta como la campanilla, lo que rodea el paladar largo, así como la lengua, cualquiera de estos puede ser muy grande, provocando una resistencia a que el aire pase, lo que ocasiona el ronquido.
Si el ronquido avanza, esa obstrucción llega a ser completa y no pasa el aire generando la presencia de estas apneas.
No, no he cambiado de profesión. Esta definición de la apnea del sueño es mi homenaje (o ronquido) particular a Nocilla Dream (2007), la primera novela de la trilogía que Agustín Fernández Mallo proyectó para injertar los principios de su "poesía pospoética" en la prosa narrativa. También se la conoce por ser el germen de la llamada "Generación Nocilla", una amalgama de autores, de inspiración Pop, que fue encumbrada por un sector de la crítica no muy riguroso y por unos agentes editoriales que supieron aprovechar el poder de convocatoria de los medios de comunicación.
Como lector, suelo elegir los libros por curiosidad, prestigio o recomendación de algunas personas muy cercanas, nunca por moda. Con Nocilla Dream fue por una falsa sensación de prestigio que desembocó en decepción. Desde las primeras páginas hasta el último punto y final no se advierte ninguna novedad, tan sólo una imitación vergonzante de Rayuela (1963) aderezada, en ocasiones, con el Libro de Manuel (1973), también de Julio Cortázar, ya que alterna capítulos narrativos, breves, solo identificables por un número, con pasajes de otros autores que responden a otros géneros textuales, literarios y no literarios, como el que se cita al final de esta entrada. Los capítulos narrativos, originales de Fernández Mallo, se ambientan, en su mayoría, en la Norteamérica contemporánea, de la que pretende realizar un retrato costumbrista, al estilo de Raymond Carver, es decir, sin que lo motive una pasión o una acción humana que lo rescate del lento fluir de la vida cotidiana. El resultado, sin embargo, no logra abstraerse de una mitomanía pegajosa, que anida y se reproduce entre líneas; una fascinación por todo lo que suene a yanqui, que suele condensarse en el motivo del arbol cargado de zapatos. Este objeto, lejos de canalizar las tramas paralelas, que relaciona de manera puntual, desvirtúa el conjunto, falsea las acciones de los personajes -planos, de por sí-, hasta hacerlas inverosímiles a cualquier lector, y rompe con la posibilidad de un realismo mágico que, en última instancia, es lo que persigue el autor. La fuente de inspiración más plausible de este motivo es la película de La cortina de humo (1997), en la que simboliza la manipulación masiva que ejercen los medios de comunicación sobre la población de un país.
Otro aspecto censurable es la constante intromisión de nociones de Física con el deseo de hacerlas pasar por revolucionarias teorías literarias. Recordemos que Agustín Fernández Mallo es físico de profesión y que los fundamentos de su "poesía pospoética" están en la aplicación de este campo al terreno de la literatura. El problema es que no tiene ningún efecto positivo en la poesía y todavía menos en la prosa, puesto que convierte cada página en un batiburrillo incoherente, petulante y muy aburrido, que no lo salva ni los conocimientos de Física ni la afición por la literatura que pudiera tener el lector. No obstante, el crecimiento anormal de tantas palabras grandes, de tanto homenaje sentido y lacrimógeno a Borges, tal vez por el deseo frustrado de escribir la versión extendida de "El jardín de senderos que se bifurcan", obstruye las tragaderas del buen gusto, como una apnea pseudoliteraria que se manifestase en el momento más dulce del sueño.
Para evitar que otro incauto como yo pierda el tiempo con esta "novela" (llámese ronquido o bufido prolongado) cito la mejor parte que, por supuesto, no salió del genio de Fernández Mallo:
“Año 2054. Mis nietos están explorando el desván de mi casa. Descubren una carta fechada en el 2004 y un CD-ROM. La carta dice que ese disco CD-ROM que tienen entre sus manos contiene un documento en el que se da la clave para heredar mi fortuna. Mis nietos tienen una viva curiosidad por leer el CD, pero jamás han visto uno salvo en las viejas películas. Aún cuando localizaran un lector de discos adecuado ¿cómo lograrían hacer funcionar las programas necesarios para la interpretación del disco? ¿Cómo podrían leer mi anticuado documento digital? Dentro de 50 años lo único directamente legible será la carta.”
Jeff Rothenberg
Por cierto, este texto puede servir para reflexionar sobre el libro electrónico y la conveniencia de los soportes digitales.
4 comentarios:
He estado buscando esta novela en bolsillo porque no quería despilfarrar el dinero en un engaño. Por suerte, no la he encontrado antes de leer tu reseña, así que me has ahorrado diez euros. Te debo un café :-)
Me alegra haberte ahorrado los diez eurillos. Lo malo es que compré la segunda y tercera parte, y no sé qué hacer con ellas. Tal vez alimenten la estufa, las regale, las venda o deje que críen polvo en el extremo oculto de un estante. Lo del café no te digo que no cuando me pase por Castellón
Iba a avisarle de la tercera parte, Boñiga Lab, con una crítica acompasada de este bluf nocillero, pero veo que llego tarde.
Por desgracia. Fernández Mallo siempre ocupará un lugar muy especial en las entrañas de mi estufa, acompañado de Lucía Etxebarría, Isabel Allende y Arturo Pérez Reverte, pues ya que no calientan, al menos que den calor. Por cierto, me ha gustado bastante el análisis tan exhaustivo que haces de su "obra", se nota que valoras la palabra justa.
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