sábado, 13 de marzo de 2010

Adiós al maestro Delibes

Ayer por la mañana, mientras atravesaba el concurrido pasillo de 2º de ESO, Eloy, un alumno del grupo A, me transmitió la noticia: "Héctor, ¿sabes que Miguel Delibes ha muerto?"; le di las gracias y seguí mi camino a 1º de Bachillerato A. No fue una noticia que me pillase totalmente desprevenido, pues sabía por los informativos de la noche de su grave estado de salud. Pero la muerte, de alguna manera, siempre se las arregla para sorprendernos, por muy previsible que nos parezca su llegada.
En la memoria de los lectores quedarán, por siempre, sus palabras, sus personajes, su modo de retratar la dura vida del campo castellano de mediados de siglo, como en Las ratas o en El camino, y la visión certera de la condición humana en ciertas ciudades de provincias, como en La hoja roja o Cinco horas con Mario.
Para los que amamos la literatura, su desaparición provoca un pesar mayor, pues deja un vacío definitivo en las letras universales que ya nadie podrá llenar.

Termino este entrada con esta cita del propio Delibes que se encuentra en la página web de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y que desvela cómo se aficionó a la lectura:

"Nunca fui un estudiante empollón. Solía estudiar lo imprescindible para ir pasando, pero siempre establecí una frontera entre Ciencias y Letras. Mi terreno estaba en éstas. A las Ciencias las aborrecía. Era un poco corto de vista y me suponía demasiado esfuerzo mirar al encerado. Aprendí a leer en una edición simplificada de El Quijote. No me gustaba. No recuerdo a nadie que me animara a leer. La disposición a hacerlo nació conmigo. Leía en casa, en invierno al calor del brasero. A veces pasaba horas sobre un libro. Luego, ya con mi novia, organizábamos nuestras lecturas y nuestra biblioteca".

3 comentarios:

I. CAMACHO dijo...

A mí me pasó lo mismo, Héctor. Sabía que Delibes estaba muy grave, pero fueron mis alumnos quienes me dieron la noticia. Me gusta leer desde que me alcanza la memoria, pero mi primer libro para adultos fue El Camino. Mi maestra de EGB me leyó un día el primer capítulo y el último de esta novela y me dejó fascinada. He crecido y me he hecho persona con sus libros. Creo que le debo una parte importante de lo que soy.
Saludos, Héctor, y enhorabuena por tu AGUJA DE MAREAR.

Anónimo dijo...

Yo escuché la noticia en la radio cuando iba a trabajar.
Mi sorpresa fue cuando varios alumnos me lo comentaron. Qué alegría ver a los peques hablando de algo diferente a Gran Hermano o Física y Química.

Héctor Monteagudo Ballesteros dijo...

Te agradezco la enhorabuena por el blog, BIBLOS, pero no se merecen. Desde hace un tiempo, tengo la teoría -casi la certeza- de que hay ciertos autores afortunados que logran incrustarse en la memoria sentimental de los lectores. No hablo sólo de Delibes, sino también de Ángel González, Antonio Machado, Miguel Hernández, García Lorca... Nos acompañan desde las primeras letras y, poco a poco, lectura tras lectura, contribuyen a las personas que hoy somos. Un saludo, BIBLOS.
Silvia, para mí también fue una sorpresa agradable, porque parecía que los límites de su mundo se ampliaban más allá de lo que dicta un tubo catódico. Por otra parte, también inspira una reflexión triste, pues parece que un escritor no recibe la atención necesaria hasta que muere y se le dedican sus veinte minutos de fama en televisión. Un abrazo, Silvia.

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