Hace tiempo que no me ocupo ni de premiados ni de poetas, pero la concesión del Premio Cervantes de 2009 a José Emilio Pacheco bien vale romper este silencio. No obstante, cambiaré la palabrería de siempre por los versos de "Idilio", poema de este autor mexicano que he encontrado en A media voz. Espero que lo disfrutéis tanto como yo.
Con aire de fatiga entraba el mar
en el desfiladero
El viento helado
dispersaba la nieve de la montaña
y tú
parecías un poco de primavera
anticipo
de la vida bullente bajo los hielos
calor
para la tierra muerta
cauterio
de su corteza ensangrentada
Me enseñaste los nombres de las aves
la edad
de los pinos inconsolables
la hora
en que suben y bajan las mareas
En la diafanidad de la mañana
se borraban las penas
la nostalgia
del extranjero
el rumor
de guerras y desastres
El mundo
volvía a ser un jardín
que repoblaban
los primeros fantasmas
una página en blanco
una vasija
en donde sólo cupo aquel instante
El mar latía
En tus ojos
se anulaban los siglos
la miseria
que llamamos historia
el horror
que agazapa su insidia en el futuro
Y el viento
era otra vez la libertad
que en vano
intentamos fijar
en las banderas
Como un tañido funerario entró
hasta el bosque un olor de muerte
Las aguas
se mancharon de Iodo y de veneno
Y los guardias
llegaron a ahuyentamos
Porque sin damos cuenta pisábamos
el terreno prohibido
de la fábrica atroz
en que elaboran
defoliador y gas paralizante
3 comentarios:
me ha encantado que le den el premio a José Emilio Pacheco, su escritura calmada al tiempo que combativa con lo inefable...
saludos, :)
También me alegro de que le hayan dado el Cervantes. Es una escritura calmada, como dices, pero intensa. Un ejemplo es el verso de este "El mar latía", una imagen poderosa que se une al siguiente, "En tus ojos", casi sin advertirlo, pasando por encima de enunciados y normas sintácticas. Sólo por este detalle, merece cualquier premio.
Un saludo, Viernes. A ver si quedamos antes de Navidad para echar unas birrillas.
Con verguenza les diré que no lo conocía, pero al leer su poema esta frase me ha llamado la atención.
"En la diafanidad de la mañana
se borraban las penas
la nostalgia
del extranjero
el rumor
de guerras y desastres"
En la difanidad de la mañana, cuando al hombre se de cuenta que no puede comerse las balas
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